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Alicia Ramos: "Nunca hagan lo que yo haga, ni siquiera lo que yo diga"

Alicia Ramos es una cantautora de carácter, transexual y lesbiana. Además, es el ejemplo perfecto para demostrar que ser diferente hoy en día es, todavía, posible. Alejarse de los estereotipos marcados en esta sociedad sólo depende de uno mismo.

Extracto de la entrevista realizada por Comunidad Alternativa


Pero... ¿Quién es Alicia Ramos?


“Soy una mujer canaria, de clase trabajadora, que hace canciones porque es lo único que me reporta algún beneficio económico para sobrevivir y porque no puedo evitar hacerlo”.


Alicia Ramos nació en 1969, en La Laguna (Canarias) en un cuerpo de hombre. Sin embargo “desde ocho meses antes de nacer” ya era una mujer. A los cuatro años y medio, cuando su madre estaba embarazada, fue consciente de que no encajaba en el género que le habían enseñado que era. Hasta los 40, después de un largo proceso, no se decidió a asumirlo con todas las consecuencias.

La música —es cantautora— ha sido su mejor aliada en ese camino. Le gusta hablar y se aburre si canta siempre las mismas canciones. Por eso cada vez que se sube a un escenario, ya sea como profesional o en su faceta reivindicativa, se reinventa a sí misma: se dibuja, se entrega.


A todo aquel que no entiende lo que es transexual Alicia les diría que se trata de un fallo a la hora de asignarte un sexo tras el nacimiento, al inscribirte en el registro civil. Bromea asegurando que es injusto que solo se dejen llevar por la apariencia de los genitales, puesto que ser transexual es sentirte distinto al sexo con el que has nacido.


A los nueve años comenzó a estudiar folclore. Se formó en el Conservatorio, dio clases de piano. En la adolescencia combinó el rock and roll con la trova. La identifican con la música country. “Quizá porque llevo botas y sombrero”, apunta ella. Mezcla estilos, los combina a su gusto. Hace uso de la libertad. “Aunque el country es el vehículo musical de una cultura muy machista —matiza—, se pueden utilizar sus instrumentos y revisar los elementos que construyen esa música y la cultura en general, para desmontarlos y volverlos a montar, con una finalidad casi curativa”. Y agrega: “Y más me vale que me cure porque la música es mi vida”. La música es, añade, aquello en lo que piensa en todo momento: “Hay música en todo, todo tiene un ritmo, hasta el ruido de la guagua (autobús) cuando pasa”.


Además, Alicia Ramos no ve la diferencia entre componer y cantar y se ve incapaz de cantar temas de otros. Aunque hace algún monólogo ocasional en la faceta que ella misma denomina “activismo y defensa de los derechos de las personas transexuales”, no se considera una actriz. Sólo quería —agrega— aprovechar su micrófono para dar respuestas a dudas que a menudo aprecia en los demás. De ahí que en su monólogo explique “los fundamentos neuropsicológicos de la transexualidad”.


Ella, a los cuatro años y medio supo qué le pasaba, pero no fue hasta los ocho cuando lo vio claro. Aún tuvo que esperar a los 23 para asumir que era una mujer transexual. Tenía por delante un largo camino que recorrer. “No tomé una decisión hasta los 26, y definitiva hasta los 40 años”, añade.



En el año 2000 se trasladó a Madrid y comenzó un tratamiento hormonal. “Sabía que todo lo que yo quería estaba detrás del miedo y aunque siempre viví muy cerca de lo que me daba la gana, y estaba en paz conmigo misma, tenía que pasar esa barrera. ¿Cuándo vas a vivir? ¿La vida que viene?”. Tras contestarse a esa pregunta, se lanzó a por sus sueños. Fue al médico y le dijo: “Hola. Yo, contra toda evidencia, estoy segura de que soy una mujer, ¿qué hago?”. De ahí la mandaron a salud mental, pasó un tribunal y desde hace 14 meses permanece en lista de espera para una operación genital.

Desde el Centro Social 8 de Marzo se van a organizar unas jornadas feministas contra la violencia de género programadas del 27 al 29 de noviembre en Torrejón de Ardoz (Madrid) . Alicia participará en las mismas, porque le gusta y porque sabe que es totalmente necesario. Hoy más que nunca hay que poner el grito en el cielo, porque nos queremos vivas, porque nos están asesinando. Y es que a día de hoy sabemos que los datos para las mujeres siguen siendo malos a nivel internacional.


Por ejemplo, 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sido agredida física o sexualmente; 14 Millones de niñas son obligadas a casarse cada año y 140 Millones de ellas han sido sometidas a mutilación genital. Desde el parlamento europeo se alerta de que la igualdad salarial en la Unión Europea no se logrará antes de 2084 ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Qué les dirías a las mujeres del mundo? ¿Se reivindica lo suficiente?

“Desglosar en datos y en cifras lo que sucede con las mujeres en el mundo, es algo muy interesante, pero esto no puede ocultarnos una visión de conjunto. Ya que no se trata de casos aislados, el problema se corresponde con un sistema totalmente calculado e implantado que se llama patriarcado, que sigue estando muy presente en esta sociedad”.


“Desde mi punto de vista, las agresiones, violaciones y demás es en sí un programa político concreto, la cultura de la violación y la agresión. No es una suma de hechos aislados que habría que corregir uno por uno, hay que cambiar el modelo”.


Alicia cree que el problema no está en que no se reivindique lo suficiente, sino que a los que van dirigidas esas reivindicaciones “no las atienden” señala. Asegura que no toman “cartas en el asunto” porque eso sería cambiar la realidad que a ellos les conviene. La cantautora dice que se debe reivindicar pero que cambiar “la cosa” es algo mucho más complejo.


Cree que hay que luchar por los derechos; en su caso, lo enfoca en cantar como forma de activismo: “En este momento de ataque masivo del capital contra los derechos básicos de las personas, cuanto más débiles mejor, no hago distinciones: me parece igual de importante tocar en un acto sobre la transexualidad que en las marchas de la dignidad del 22 de marzo o contra la reforma de la ley del aborto, o cualquier otra cosa. Hay una ofensiva total y masiva; no son recortes, es un ataque masivo y creo que tenemos la obligación de intentarlo. No sólo por nosotros, sino por los que vienen después. Hay indicios de que se puede vencer, pero si creemos de partida que no lo vamos a conseguir, no lo conseguiremos. Por eso hay que plantar cara a lo que tengamos más cerca”.


Como cantautora independiente dice que la cosa está muy difícil. Asegura que ella solo sobrevive, que ha bajado sus expectativas económicas hasta lo más básico. “Yo soy muy pobre, vivo con lo mínimo que necesito, ya que en realidad no necesitas tanto”, agrega. Subraya que la música es su pasión. Y asegura que intenta aprovechar su tiempo al máximo. Su música es reivindicación pura y dura, algo evidente en canciones como “muérete tú", inspirada por una declaración de Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, realizada en 2012. Ella pidió una bajada de pensiones por “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado” y Alicia le compuso este tema.


En cuanto al tema de que si la transexualidad sigue siendo un tema tabú en la sociedad actual, Alicia asegura que ella no tiene ningún problema, que vive tranquilamente sin sentirse discriminada, “además es difícil discriminar a alguien de mi tamaño” bromea. Ya en serio, nos dice que quizás haya gente que no la entienda, al igual que tampoco pueda entender que sea transexual y lesbiana, “yo de pequeña me sentía mujer y hoy soy lesbiana porque es así, no porque yo lo haya elegido”. La canaria cree que los problemas que ha tenido no han sido tanto por ser transexual o lesbiana, sino más bien por ser mujer, “ya sabes el problema del patriarcado”, recalca. “Si me señalan con el dedo es algo en lo que no me fijo”, añade. “Con mi trabajo he tenido suerte, yo voy a los sitios a tocar y nadie me pregunta con quien me acuesto, si soy transexual o no, a mí me quieren porque sé tocar” nos comenta.


Alicia colabora, de forma muy activa, con una asociación de familia de menores transenxuales, que se llama Chrysallis, que trabaja para todo el estado, con mayor incidencia en Madrid. Convocan encuentros y llevan a cabo diferentes actos. Alicia dice sentirse maravillada con esas familias, al ver cómo hasta qué punto han dado con la fórmula exacta de cómo tratar a sus menores transexuales. “Me parece que ese el modelo ideal que debería seguirse con las personas transexuales desde que son pequeñas”, asegura que le hubiese gustado encontrarse con este tipo de ayudas y apoyo cuando ella era pequeña. Se siente muy satisfecha con este tipo de iniciativas y asegura que Chrysallis marcará la pauta de lo que será normal en el futuro.

Imagen de Alicia Ramos en su intervención en Hermano Mayor


Con respecto a su participación en el programa de Hermano Mayor de Cuatro, le preguntamos si se considera un ejemplo a seguir, y ella entre risas dice que ¡en absoluto! “Nunca hagan lo que yo hago, ni siquiera lo que yo diga”. Al hablarnos de la experiencia nos dijo que lo que más sacó en claro es hasta qué punto los ciudadanos tenemos incorporado un sistema de autocensura, “es como si nos hubieran metido a cada uno un policía en nuestra conciencia”. Nos dijo que se sentía decepcionada, puesto que ella quería aprovechar su tiempo en televisión no solo para aconsejar a Lorena, sino para decir las cosas que quería decir, reivindicar por su condición. Con el rostro serio nos confiesa que no suele ver ni leer aquellos programas o entrevistas en los que interviene, pero que esa vez lo vio. Y con ello llego la decepción. No apareció apenas ningún tipo de reivindicación, nos apunta que la dulcificaron hasta el extremo, que le fue imposible reconocerse. “La canción que utilizaron es una reivindicación política, le hicieron tal cirugía fantástica que no quedó ni resto ni cicatriz de lo que la canción dice”, resalta. Indignada nos comenta que se trata de una televisión privada, que no tiene el porqué de seguir ningún dictado de ningún censor, pero ellos mismos se aplican la censura, “es algo terrible”, asiente.


Sacando a colación el tema de la Ley Mordaza, se vuelve a mostrar exasperada y nos comenta que el problema es que las élites del poder tienen miedo “palpable y real” de que las cosas puedan cambiar por primera vez en 40 años. Señala que a los que gobiernan no les interesa que haya “luz y taquígrafos” sobre todo el “amasijo de podredumbre” que han ido amasando a lo largo de todas estas décadas, llenas de favores y de corruptos. Finalmente, con rostro serio se muestra esperanzada de que esto cambie.


Amablemente se levanta de su silla y nos despide con gratitud.

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