Sedar no es matar
Muy buenas comunidad,
La Asamblea Nacional empezó a debatir el mes pasado el derecho de los franceses a una muerte digna. El Gobierno galo no pretende legalizar la eutanasia, sino garantizar a los pacientes en fase terminal o con enfermedad grave e incurable, una sedación profunda y prolongada hasta la muerte, retirando también todo tratamiento para prolongarles la vida de manera artificial.
Cinco líderes religiosos denuncian que se trata de un suicidio asistido, una eutanasia disfrazada. “La sedación no puede ser una respuesta universal al sufrimiento en el final de la vida”, ha criticado el director de la unidad de cuidados paliativos del hospital Paul Brouse de París, agregando que los médicos ya están equipados y preparados para garantizar el sufrimiento mínimo en ese momento. Por otro lado, los activistas proeutanasia han denunciado que el proyecto de ley no va lo suficientemente lejos.
Imágenes de archivo de un paciente ingresado (El País)
El texto recoge que “Todas las personas tienen derecho a un final de su vida digno y tranquilo. Los profesionales sanitarios pondrán todos los medios a su disposición para satisfacer tal derecho”. Sean Jean Leonetti, diputado de centroderecha y el médico encargado de la redacción de la ley, ha explicado que este proyecto permitirá a los pacientes terminales solicitar que se les anestesie de forma general hasta morir. “No se debe sufrir al final de la vida, independientemente del tratamiento que se siga”, ha afirmado Leonetti.
El ambiente está caldeado. Para unos se trata de un suicidio asistido, otros defienden la causa por una muerte digna, para algunos la medida es insuficiente. Pero no hay que olvidar lo importante: es el paciente quien debe decidir. Igual que existe el derecho a la vida, debe existir el derecho a una muerte digna. Esta mesura supone el fin de un sufrimiento innecesario. Y es por tanto, decisión válida.
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