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Los mayores y las NNTT

En la actualidad se están produciendo evidentes cambios que afectan a la producción, la energía, las comunicaciones, el comercio, el transporte, el trabajo o la familia. Estos cambios están afectando progresivamente a nuestra forma de vivir, de comunicarnos, de trabajar, y de aprender. Y ello, necesariamente, va a tener una clara influencia en los modos de interacción, participación, comunicación y socialización. También en el caso de los adultos. Lo que afectará definitivamente en sus modos de ser, de hacer, de conocer, de sentir, de actuar y de comunicarse.


De estos notables cambios que se están produciendo en nuestra sociedad debemos inferir la necesidad de conocerlos y participar en ellos. El progreso tecnológico está ahí y estamos entrando en una nueva época de la información y la comunicación. Ante ella sólo cabe –desde una opción razonable- la necesidad de socializarse para no quedarse al margen; hecho que irrevocablemente nos llevaría a no ser conscientes o desconocer gran parte de los acontecimientos sociales. En nuestra sociedad, el envejecimiento de la población es un hecho palpable, del cuál se han hecho eco las distintas administraciones públicas.


Una vez que se están viendo cubiertas las necesidades básicas o primarias, atentos a las necesidades de un sociedad del bienestar, hay que atender a este creciente sector con diversos programas sociales, culturales educativos y sanitarios, que intentan dar respuesta las nuevas necesidades, pero también para adaptarlos para que entren con la sociedad en la nueva era.



Imagen extraída de la web de BBVA


Uniendo dos cuestiones básicas, facilitarles la formación y el acceso a los nuevos medios de información y comunicación, al tiempo que fomentar en ellos su interdependencia, comunicación y autonomía como para se puedan conducir dignamente por la sociedad que empiueza a irrumpir. Podemos considerar que los mayores, son un grupo de alto riesgo para ser “apartados” de la sociedad, ya que al deterioro que suelen padecer de sus capacidades fisiológicas de movilidad, así como de la vista y el oído, se une el continuo y rápido avance de la sociedad hacia una sociedad de la información y de las nuevas tecnologías y el miedo que tienen a aprender algo nuevo en esta fase de su vida. Todos estos factores pueden contribuir a que la sociedad los deje al margen de su imparable avance.


Y eso es algo que no podemos permitir. Hay que ayudar y contribuir a que nuestros mayores se familiaricen con el uso de las nuevas tecnologías. Para no quedar al margen de la sociedad y, también, porque es una nueva, y eficaz, fuente de entretenimiento.


Aunque las personas mayores, por lo general, no suelen usar las nuevas tecnologías, sobre todo las de soporte informático y telemático, no lo hacen porque desconocen e ignoran las potencialidades que para ellos pueden tener. Pese a este desconocimiento, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación gozan de buena opinión entre ellas y se muestran predispuestas a intervenir en proceso de formación en su uso y utilidad.

De este modo, parece viable e interesante ofrecer a los mayores la oportunidad de mostrarles –mediante una oferta ilusionante– las posibilidades de las mismas para la mejora de la calidad de sus vidas, como formas de atender a sus necesidades y enfrentarse a situaciones de aislamiento, dificultad de desplazamiento o de interacción y comunicación. Los centros de día, las residencias o los centros de educación de adultos, como lugares más usuales de asistencia cotidiana de estas personas, podrían y deberían convertirse en lugares de formación y de facilitar el acceso y el manejo de estos medios y posibilidades a estas personas.

Para no seguir descolgando a este colectivo de la participación y las posibilidades del mundo actual, es imprescindible apostar por su formación y el acercar a ellos –de manera fácil y “muy” económica– estos medios. Constituyéndose este en un campo emergente de acción de educadores sociales y pedagogos, y por el que deben implicarse las administraciones públicas.

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